La inmanencia de la mujer
En el libro El segundo sexo
de Simone de Beauvoir, la autora explica cómo a lo largo de la historia se ha
interpretado culturalmente la biología de la mujer, reduciéndola únicamente a
su naturaleza; es decir, se le ha fijado como objeto y se le ha impedido
trascender. Trascender se puede interpretar como poder decidir qué proyectos uno
puede realizar en su vida, pero cuando esto no ocurre uno queda atrapado en la
inmanencia, en la limitación a ser lo meramente dado. De esta manera, a la mujer,
por ser mujer, se le da un papel desde que nace que marca su identidad y su
destino, la condenan a la inmanencia a través de dejarle únicamente en un
trabajo reproductivo. Es aquí donde la autora introduce su célere frase “no se
nace mujer, se llega a serlo”, debido a que el hacerse mujer es un proceso de
aprendizaje en el que experimenta lo que la sociedad demanda de ella.
Lo anterior es lo que ha
conectado en mi cabeza con el libro El cuento de la criada de Margaret
Atwood:
Este libro es una novela
distópica en la que a las mujeres se les han quitado sus derechos, son
controladas y se dividen en castas, donde las criadas se consideran como objetos
que solo sirven para procrear. No descubriré más detalles sobre el libro porque
vale bastante la pena leerlo.
En lo particular, la distopía es
uno de mis temas favoritos de libros porque me hacen reflexionar sobre la
situación en la que estamos y cómo podría relacionarse con lo planteado en el
libro. Y aunque sea un tanto distópica la historia, realmente es el papel que
se le ha dado a la mujer en muchas sociedades pasadas y actuales, como lo dice
de Beauvoir, se les ha dejado en la inmanencia por el simple hecho de ser
mujer.
Si todo lo anterior no ha bastado
para generar alguna semilla de pregunta en el lector, dejo aquí como conclusión
un extracto de la introducción del libro de Atwood que me ha gustado bastante para
cerrar este tema:
“… en la vida real las mujeres son interesantes e importantes. No son un subproducto de la naturaleza, no representan un papel secundario en el destino de la humanidad, y eso lo han sabido todas las sociedades… El control de las mujeres y sus descendientes ha sido la piedra de toque de todo régimen represivo en este planeta.”
-Ximena Valles Novoa-
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